domingo, 7 de julio de 2013

MARK SCHULTZ: ARTEZOIC TALES


Nota aclaratoria: es mi deber informarles que este blog profesa un amor incondicional por los dinosaurios… y también por las chicas ligeras de ropas. Terraman.

Extracto del articulo “Xenozoic Tales y Mark Schultz: rastreando a los clásicos- Escrito por Eduardo Martinez-Pinna- publicado originalmente en www.tebeosfera.com

La primera impresión que recibe un lector neófito al sumergirse en una obra tan absorbente como Xenozoic Tales es la del impacto de sus poderosos dibujos, aun siendo en blanco y negro. Tras la lectura del primer episodio se añade una sensación de deja vû eminentemente grata. Procediendo a unir ambas impresiones, tanto la visual, como la familiar, podríamos avanzar el primer aspecto gráfico y temático del cómic. 

Las aventuras tienen lugar en una sociedad post apocalíptica, con una población humana disminuida, que vive en clanes o tribus, que utiliza tecnologías y viste ropas de la primera mitad del siglo XX, convive con dinosaurios de la Era Secundaria (y algunos de la Primaria) además de otros animales extintos y quimeras. Entre las actitudes sociológicas que resultan familiares, aparecen la recolección de recursos naturales (caza y pesca), las relaciones de cortesía política que se establecen entre la casta dominante de una tribu cuando recibe una representación diplomática de otra, además de un brevísimo apunte sobre el sistema político de una sociedad diezmada. Por si fuera poco, el autor se concede un pequeño espacio para presentarnos a uno de sus protagonistas y la situación profesional que ocupa en su comunidad. Todo esto en tan sólo doce páginas, y por medio de unos dibujos que resultan espléndidos. Estamos pues, ante un gran fabulador.


Probablemente buena parte de la bondad del trabajo resulta de la fusión de un afortunado grupo de influencias que su autor, Mark Schultz, mezcla con sabiduría. Un gusto por los pulps y las novelas de aventuras, por el cine de ambiente futurista con toques de ópera espacial, sin olvidar el de aventuras y safaris, ni por supuesto el romántico. Impactantes guiones de la editorial EC, de William M. Gaines, y de la de James Warren con dibujos que recuerdan los estilos de algunos de sus mejores dibujantes como, Wallace Wood, Al Williamson y Frank Frazetta, con homenajes evidentes a maestros anteriores, aquellos cuyo trabajo era distribuido por syndicates. Y por supuesto, por los dinosaurios, tanto en sus visualizaciones fílmicas, como en sus aspectos paleontológicos. Esta mezcla, y posterior hilvanado de retales, se entretejen para formar una trama que pese a estar incompleta resulta entretenidísima, dando esa mezcla de familiaridad e impacto antes mencionada. 

William Stout y Al Williamson califican a Mark Schultz (1955, Pittsburg, Pensylvania) como una gran persona, un gran profesional, y un dibujante poseedor de hálito. Entiéndase por hálito la capacidad indefinible, pero al mismo tiempo comprensible, por la cual determinados ilustradores son capaces de convertir sus dibujos en relato. La capacitación para el cómic de Schultz es manifiesta, pues además de ser autor completo es capaz de escribir competentes guiones para otros dibujantes y realizar magníficas ilustraciones que sirvan de portada, y reclamo, a otras publicaciones. Es pues un superdotado de la historieta.

El primer cómic que realiza es una historia, que posteriormente se integrará en el ciclo Xenozoic Tales, para el fanzine underground titulado Death Rattle, publicado por Kitchen Sink Press en 1986. La práctica totalidad de su actividad en cómics hasta bien avanzado 1996 es en este título, del que se hablará detenidamente en su aspecto editorial en un siguiente apartado. A partir de octubre de 1996 (fecha de publicación del último número de Xenozoic Tales) la estela y el prestigio de Schultz se sitúa en los máximos de hasta ahora su breve carrera, diversificando su actividad en cómics con trabajos menos laboriosos pero muy bien gratificados, consistentes en la realización de guiones y de ilustraciones de cubierta para otras publicaciones. 

Los inicios de Schultz en el cómic se dan en esta obra, única en que se muestra como autor total, cuya primera entrega aparece en el número 8 del fanzine Death Rattle, fechado en diciembre de 1986 y publicado por el sello Kitchen Sink. La historia es muy del gusto y de la línea editorial, por lo que éste le propone la creación de un título genérico que englobe la producción posterior de nuevas historias basadas en este concepto. A tal efecto, nace en febrero de 1987 el que será el primer número del comic book Xenozoic Tales, que se va a mantener hasta diciembre de 1996, dejando la historia incompleta. 

De la calidad, el prestigio y el beneplácito público que el autor alcanza en muy poco tiempo, dejan constancia: Por un lado los premios de excelencia en cómic, cuatro Harvey, dos Eisner y un Haxtur –más algunas candidaturas- que avalan su brevísima e intensa carrera. El segundo hecho se explica por la profusión de reediciones, tanto de la editorial madre, Kitchen Sink, como la de la poderosa Marvel a través de su sello Epic. Y el tercero, por la realización de un Vol. II, editado por Topps Comics, y realizado por otros autores e ilustradores de cubiertas. Compleméntese con la generación de un abundante y rentable merchandising, que incluye además de figuras, estatuas, naipes, pósteres, versiones tridimensionales, portafolios de lujo…, además de una serie de televisión de dibujos animados, producida por Oliver Stone con el título Cadillacs and Dinosaurs

La promoción mediática del trabajo de Schultz brilla en un elevado nivel, que pese a todo no alcanza el de productos superheroicos propios de las grandes empresas como Marvel, Image y DC. Las reediciones y complementos de su obra son abundantes y aparte de obedecer a una función mercantilista, sirven para paliar la ansiedad de un nutrido grupo de admiradores que la obra ha presentado desde la publicación de su primer episodio. 

Los premios, la aceptación de crítica y público, el inmenso prestigio de Schultz y el rendimiento económico que genera, avalan la calidad incuestionable de una obra tan corta. Para la independiente Kitchen Sink es rentable, para su autor y propietario, todavía más, y si existe un público interesado, la justificación es clara. 

Los dibujos de Schultz representan el señuelo de su obra. Su concepción original es en blanco y negro, con el consiguiente menoscabo que supone eso a la comercialidad de un comic book, donde el color significa una de sus bazas fundamentales. Pero la técnica del autor compensa la ausencia cromática con el detallismo propio de un grabador, el dinamismo de sus formas animales, con su extraordinario poder de reclamo y fascinación propios de una época de “dinomanía”, y otros evidentes y significativos alardes de técnica, consistentes en la representación de los vistosos Cadillacs. Y por supuesto el good-girl art, presente en la figura de Hannah Dundee, con semejanzas de Dale Arden, Bettie Page y toda la esencia evocadora que han manifestado las chicas morenas desde que el cómic hizo su aparición. 


Otro de los grandes ganchos consiste en la diferenciación de las extraordinarias cubiertas que distinguen las diferentes y abundantes reediciones de la obra. Su personalísimo dibujo  no necesita de ayudantes que realicen los fondos, ni siquiera de entintadores (a excepción de algunos de los primeros episodios) siendo cada página y cada viñeta un prodigio de composición y un alarde de perfeccionismo. 

En líneas generales, el estilo gráfico presente en Xenozoic Tales se asienta sobre una escuela realista, que evoluciona marcada y fehacientemente en este sentido. En las mismas líneas generales, su estética se identifica con dos características tan simples como contundentes: La asunción, conversión y adaptación de influencias, que van desde el estilo EC / Warren, hasta los grandes maestros clásicos como Foster, Eisner y Raymond, y una segunda basada en un documentalismo extremadamente manifiesto en las imágenes de armas, vestuario, automóviles y animales extintos que pueblan el complejo y ecléctico escenario xenozoico.

La mirada atenta a la parte ilustrada del cómic revela la presencia más o menos definida de cuatro fases, cuyas fronteras son más virtuales que reales. Las primeras historias, entintadas por Stiles, pese a que presentan un trazo elegante y suelto, también revelan una tendencia a la caricatura y al trazo distorsionado, con rostros de tipo más expresionista y figuras de cabezas grandes. En estos primeros números se va cumpliendo con los plazos de entrega y la publicación adopta una cadencia bimestral. Los episodios centrales se inscriben en una segunda fase y probablemente representan la cota estética de la obra. El entintado es ya del propio Schultz, y pese a que los rostros están todavía alejados de la línea realista más ortodoxa, el dibujo manifiesta una compacidad estética envidiable, amparado de un guión que luce sus mejores momentos. 

El acabado detallado y los consiguientes retrasos de las entregas van haciéndose norma. Una tercera fase de transición en donde el dibujo adopta ya una madurez casi definitiva, que se acompaña de guiones más informativos, prologa la cuarta y definitiva fase, con los tres últimos episodios, y en donde el dibujo alcanza su estilo más definitorio, la composición se hace primorosa, e ilustra guiones más complejos. Los retrasos se prolongan por años y se produce inevitablemente el final de la obra, en un momento en que la trama y el dibujo aconsejan exactamente lo contrario. Schultz ha caído prisionero, parece ser que de manera irreversible, en su meticulosidad, detallismo obsesivo, y poca prolificidad.

Factor de reconocida importancia en su dibujo, es el documentalismo. Los cadillacs (concretamente el Coupe de Ville de 1950, el emblema de la casa) son reales, con las adaptaciones mecánicas propias, pues su motor carbura con los excrementos nitrogenados de los dinosaurios y no con los aceites resultantes de su conversión en materia inorgánica. Los variados tipos de dinosaurios tienen la morfología y aspecto que proponen los paleontólogos actuales, expuesta en multitud de libros y estudios divulgativos sobre el tema. La demás fauna extinta también exhibe esa cuidada documentación, que alcanza el diseño de dos importantes quimeras de marcada fuerza argumental. Harvestman (cosechador) es una mezcla razonable entre caracteres crustáceos y arácnidos, y su movimiento es el propio de un artrópodo. Para el diseño de los grith, homínidos resultantes de una evolución alternativa y apócrifa a partir de dinosaurios en vez de mamíferos, Schultz se basa probablemente en las investigaciones propuestas por el paleontólogo Dale Russell, que crea al supuesto dinosaurioide homínido a partir de terópodos troodóntidos en los años ochenta. La diferencia entre ambos es la presencia de escamas en los grith, ausentes en el modelo de Russell.

El autor domina la composición en todo tipo de planos. Primeros, medios, generales y panorámicas, tanto en visiones en picado, como en contrapicado, alternándolos con la precisión de los buenos narradores. Panorámicas picadas para la presentación y descripción inicial de un episodio, en forma de splash page, contrapicados para preludiar grandes dramas o acontecimientos pasionales, primeros planos que expresan sentimientos, y planos medios que sujetan los diálogos más trascendentes, se suceden con cadencia milimétrica, dotando al relato de agilidad, y sobre todo dándole la forma adecuada, que definitivamente lo aleja del estatismo y la ilustración, por cargados y detallados que sean los fondos. Esa complejidad barroca del escenario se hace necesaria, pues como ya se ha indicado, el mundo xenozoico, es uno de los grandes protagonistas, por lo que su caracterización física debe ser tan evidente como la de sus protagonistas animados.

A lo largo de todo el análisis se ha considerado Xenozoic Tales como una obra única y original, basándose en una constelación de supuestos que se pueden reordenar en este apartado. En su aspecto literario se estructura y vertebra como un relato, con todo lo que ello supone: La creación de un escenario único y complejo, y la composición de unos personajes creíbles que se muevan en su entorno. 

Su realización gráfica es impecable, merced a unos dibujos de tendencia realista fabulosos, con un entintado y acabado, que supera con creces el supuesto handicap que supone la ausencia de color. La actualidad de este estilo realista, está fehacientemente constituida por autores de calidad tan contrastada como Dave Stevens y Frank Cho, siendo Schultz el elemento actual más representativo, tanto en sus trabajos de cómic como de ilustración.

Es una obra de autor, en formato comic book, ajena al Comics Code y a los plazos de entrega, publicada por una editorial independiente y proclive a cuidadas reediciones con nuevas y vistosas cubiertas. Esto la hace no solo alternativa, sino también desafiante, al integrarse en estéticas ajenas al vanguardismo y derrochar un clasicismo atemporal, modélico e inclasificable. 

Xenozoic Tales es una obra maestra.


-GALERÍA DE IMÁGENES-
















1 comentario:

  1. La influencia de Al Williamson y, sobre todo, Frank Frazetta, en Mark Schultz es innegable. Se parecen hasta en la manera de firmar.

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