domingo, 27 de enero de 2013

DMITRY AGEEV: RETRATOS DE INQUIETANTE BELLEZA



Desde el inicio mismo de este blog, mi intención fue dar a conocer lo mejor de la ilustración y la fotografía. Debido a la gran cantidad de un muy fascinante material ilustrado que tengo en mi computadora, la fotografía fue quedando de lado.

Sacando excepciones, tal fue el caso de la talentosa Candelaria Frías, el arte fotográfico poco a poco fue transformándose en una suerte de concepto abstracto y eso no me pareció para nada justo ya que, en mi interior, mora un fotógrafo en potencia.

Es por ello que comencé a investigar por el inmenso océano de bits que es la Web y me encontré con una gran cantidad de agradables sorpresas.

Una de ellas es el material que presento en este post, el cual está dedicado a la gran labor artística de Dmitry Ageev, un fotógrafo nacido en la Federación Rusa que a lo largo de su vida profesional se ha dedicado al poco apreciado universo de los retratos, especialmente los rostros femeninos.

Su mayor característica es el adecuado uso de luces y sombras, que se encargan de realzar la belleza femenina y la dota de una misteriosa cualidad que las transforma en una suerte de criaturas casi mágicas, dueñas de una misteriosa belleza a la cual no podemos dejar de admirar.

El poder de sus retratos reside en el brillo de la mirada de las mujeres captadas por la cámara, ese ojo alerta que, en las manos de Ageev, les permite cobrar vida más allá de la frialdad bidimensional en la cual las imágenes se hallan atrapadas.

-GALERÍA DE IMÁGENES-

EL MISTERIO FEMENINO 
Por Daniel Barragán

Misteriosas miradas, de brillo implacable,  que despiertan promesas y sueños para aquel que se atreva a conjurar su vasta belleza.
 Labios rojos. Fuego elemental que devora nuestra alma y nuestro corazón.

 


Níveos rostros de suaves curvas que se demoran en nuestra embelesada fascinación.

Pieles tersas, invitadoras a nuestras manos inquisitivas, que satisfacen los deseos largamente reprimidos.
El misterio que las rodea, esa poderosa arma en la cual fueron soñadas, nos transforma en devotos sirvientes de sus más indolentes caprichos.
 

 

Tal es el temible poder de las mujeres. Hechiceras que malean los espíritus varoniles, tornándolos poderosos y débiles a un mismo tiempo. Jugando con sus destinos y  pareceres.
 

 
Ellas son el amor, la felicidad, la lujuria, la tristeza, la dulzura y la pasión. Son nuestras infaltables compañeras y nuestras más crueles enemigas.
 
Son nuestras madres, pues sin ellas jamás hubiéramos sido, nuestras amantes, que nos permiten acceder al conocimiento del amor, y nuestro aliento final… 



Pues la Muerte es mujer, la más bella de todas... y la última.

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